Salvo alguna cosa
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Salvo alguna cosa
Con esta frase tranquilizadora a don
Rajoy le lució la sesera. La pretensión de su discurso era sosegar, calmar las
circunstancias, las alteraciones, porque el caso Bárcenas está incendiando al
pueblo. Aclaró que ni él, ni su partido, trincaron como posesos, que todo lo
publicado era mentira extrafalaria, para seguir con el certero aclarativo “salvo alguna cosa”. Las
noticias destripantes sobre el extesorero que aparecen en los medios, que
mantienen en vilo a todo el país, no son ciertas, según el PP, y tienen como
objetivo desestabilizar al partido, remover papeles perdidos y zafios, para que
el gobierno caiga hasta que quede tumbado en el barro bajo la lluvia.
Es
innegable que en el PSOE se están frotando las manos con lo que está sucediendo,
pero Rubalcaba tampoco está libre de pecado (y no me refiero a las
ultra-noticias de la prensa ultraderecha que ven todavía 14M por todos los
rincones de la casa socialista, y conexiones conspiratorias de ETA y el
anterior gobierno socialista, para favorecer al primero... a mí no se me va
tanto la pelota) ya que su partido arrastra varios casos de corrupción
también. Pero esto es política señoras y señores, esto es un circo de alto nivel, y ahí
tienen cuerda para rato (y látigo; ¡SSSSSSPÁ!). Hay también unos puñados de votos (el fin bendito de
todo, la puerta para el futuro trinque). Hacía años que no se lo ponían tan a
huevo al bando socialista, ahora en la oposición. Y en la oposición, si algo
gusta es morder en el cuello si la partida lo permite. En estos momentos, el partido PP-PSOE, lo juegan los populares
sin portero.
Puesto que todo es mentira, “salvo
alguna cosa”, más el discurso de Cospelda de hace pocos días, en el que comentó
que esos papeles eran falsos, pero que eso no quita que haya algo que sea
verdad (algo de verdad...¿eh?... interesante...) dan un cálculo esclarecedor. Nos confirman de esta manera, que hay una parte de "verdad". Quizá, en el
caso del presi, fue un lapsus ese “salvo alguna cosa”, un pensamiento maldito, un
gol en propia puerta. Posiblemente, tras salir de la rueda de prensa pensó para
sí “mierda, la he cagao a tope, otra vez”. Y sí hijo, no fue un triple de Garbajosa aquello.
Si alguien se levantó del asiento sería Pons, o Cospelda, o Floriano, que ante
la incredulidad al escuchar la fatídica frase (salvo alguna cosa) pensaron “¡pe-pe-pero
que está diciendo este mamón!”. Quizás fue solo eso, un pensamiento mal tapado
que acabó saliendo para no ayudar, vocalizado, y adquiriendo un carácter físico,
fónico, grabado por todas las cámaras y micrófonos presentes. Quizás Rajoy
cuando estaba recitando la frase, su cabeza, en clara conciencia del error,
pensaba “¡noooo! ¡no lo digas!”, pero ya era demasiado tarde. A veces eso pasa,
la boca va más rápido que la cabeza y decimos lo que no debemos o lo que no
queríamos decir. Ya sea el subconsciente, la prensión, los nervios… lo
que fuera, el caso es que el terrón de miel en donde guardaba las palabras se
le cayó y salieron a la palestra los trapitos sucios, los que estaba intentando
esconder, disimuladamente, con los pies, echándolos a un lado. Salió en mitad
de la rueda de prensa. Mala pata por su parte. Nos desvela que hay una parte de
verdad, o lo que es lo mismo, hay una parte de corrupción. Acatan las evidencias.
A pesar de todo, en la página web, el
partido mantiene su impoluta inocencia, la del presidente (no la de todos), y la
falsedad de la famosa ya libreta publicada. Presentarán acciones legales contra
las infamantes informaciones.
A
día de hoy, todavía la duda sobre si el mismo presidente está
implicado o no, está en la mesa. Pero como estamos en democracia (¿eso he dicho?), debe
prevalecer la presunción de inocencia. O eso dicen. Yo, para empezar, no me creo, no me fio, de la palabra de ningún político. La política es interés, tráfico de influencia, aprocecharse. La política está atestado de manos sucias, de ladronerías. Los papeles de Bárcenas supera lo impensable. ¿No ha
quedado nadie honrado en la política? ¿¡qué está pasando!?... El Parlamento lleno de
Julianes Muñones... Habrá que hacerse a la idea. Habrá que quemar el congreso para depurarlo, crear
otro nuevo, totalmente diferente, que no queden ni los restos de ceniza.
B S
B S
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