El mendigo Apolo loco

Apolo
    
        Hizo lo mismo que el día anterior, pedir limosnas y Rocinantes, como cada día de su vida, tal cual. Comprendió que el tiempo era una espiral, que lo engullía. Estaba atrapado. Se miró en el espejo y vio crecer las arrugas, el polvo, las ramas, el pisotón del tiempo. Entonces recordó que no era nada. Y lloró, lloró y lloró, hasta crear a Dafne; su sinsentido, su religión, su laurel, su Dulcinea, su existencia. Como hacía siempre. Como una regadera.

   B S

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