De sátrapa a más sátrapa todavía
Si buscáis la palabra "sátrapa", en la segunda acepción, aparece la cara completa de Putin. Si buscáis la palabra "invasión", hoy, aparece Rusia.
Hay un cúmulo de extrañas casualidades por las que un minúsculo don nadie de la corrupta y mafiosa KGB, que trabajó en Dresden, primeramente, como espía con más penas que glorias (no había nada que espiar en Dreden), y posteriormente, de guardaespaldas del exalcalde corrupto de San Petersburgo, para acabar después en el puesto de su vida (siempre detrás, siempre en las sombras), con uno de los líderes más ebrios que se recuerdan, con Boris Yeltsin, acabara tomando las riendas de Rusia.
A Yeltsin, Putin le cayó en gracia y fue, sorprendentemente, su sucesor. No salía en las quinielas y no tenía ningún conocimiento sobre política. Sus orígenes son humildes, así que no tuvo padrino, salvo Yeltsin. Por entonces la URSS era una potencia desaparecida que ya se había deshecho a cachos y Rusia un país herido en su orgullo, sumido en el caos, la pobreza, la delincuencia, que añoraba los brillos ficticios de la "grandiosa" URSS.
Cuando entró como Presidente de Rusia, Putin, por la normativa de la Constitución rusa, no podía estar más de ochos años en el cargo. Ningún presidente podría aferrarse al cargo más de dos legislaturas. Ahora, el sátrapa puede estar hasta 1936. Los rusos han perdido la cuenta de la tira de años que Putin lleva en el trono. Pero lo preocupante no es eso, sino que todos los líderes opositores mueran envenenados o asesinados con disparos por la espalda o en el exilio.
El documental Putin: de Espía a Presidente, que vi hace unos días, nos trae el retrato de un presidente soberbio, nacionalista, frío, calculador, venido a dictador, que ha atado con leyes, subiendo la dureza recientemente, al Estado ruso que él maneja a su antojo para que no existan voces discordantes. Ni una sola voz que se salga del guion.
Putin es un peligro para el mundo, y como ya ha anticipado Macron, sus intenciones con Ucrania no van a parar hasta que Ucrania acabe bajo el dominio político y militar de Rusia, como ya hizo con Crimea, y como ya ha hecho con Donetsk y Lugansk. Y mientras Rusia invade Ucrania a bombas, Europa entera y Estados Unidos miran los bombardeos por televisión y abren las fronteras. Por ahora, mantienen el boicot comercial y deportivo como vía diplomática, y se habla de que los países europeos y la OTAN van a ayudar con armas y vehículos de guerra para reforzar la resistencia de los ucranianos, pero como estamos viendo, no va a pararle los pies al viejo sátrapa.
BS
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