Estado de ladrones
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Estado de ladrones
Se destapa el caso
Bárcenas. Nuevo primer plato para las sobremesas. Tras abrirse el telón, ahí está, en todo su esplendor, otro caso más para la colección de la corrupción. Esta vez el temblor asola
al Partido Popular, a la calle de Génova, al presidente Rajoy, que
tendrá que explicar por qué el tesorero de su partido, el tal Bárcenas, que
durante cerca de veinte años ha estado controlando las cuentas del partido (o descontrolando), se ha llevado y repartido el dinero
por doquier; facturas de dinero negro en sobres destinados a jugadores del
equipo popular, a los chanchulleos. Triple de Garbajosa.
Justo ahora que se
recorta hasta el propio recorte, ahora que el cinturón está a tope, en su
agujero máximo, a punto de reventar, nos llega, para deleitarnos, como contrapunto, la más que
acostumbrada puñalaba de la hipocresía de la clase política, el fatal agua de
Mayo; la corrupción, la estafa, el ladronerismo ilustrado. ¡Más leña al fuego! Anteriormente, se destapó el caso de
Unió, que forma conjunto con Convegencia (i Unió), que se mantiene ahí, en un
no se sabe qué demonios pasa. El halo del tumor estafador también se mantiene revolotenado sobre la
familia Pujol, que se lo llevaron a Andorra. Casos de impresionantes herencias de astutos cacos. Cuentas en Suiza para evadir impuestos, para
saltarse los controles fiscales. Todo esto y más lo hacen, lo evaden, curiosamente los
que gobiernan el país, los que piden responsabilidades y ejemplos a los ciudadanos. Lo hacen privilegiados de la vida, que duermen en hoteles de cinco estrellas.
No hace mucho, un
tal Camps hacía su baile dantesco con los trajes y tal. Juicio, piruetas, Camps contra un bigotes, confesiones
de terceros que aseguran todas las pruebas, “sí, sí se lo llevaban”, así de
tajantes, pero las pruebas no eran suficientes. La justicia es así para
algunos; quedaron en libertad muchos de los culpables de la corrupción que se sembraba en Valencia.
El PSOE tiene coleando todavía el ERE,
atolondrándole la cabeza a más de un socialista, y otras sospechas más, que ha hecho que el partido quede a la deriva, sin unión, sin fuerza, con divisiones internas, con las desbandadas de votos. A esto habría que sumar el
Caso Campeón, y el Caso Pokemon, nombres de “casos” que parecen una broma... pero
amigo, de broma nada. Unos y otros se lavan los trapos sucios. Se meten manos entre ellos mismos. Y salen y salen corrupotos como enanos, por todos lados. Algún día la justicia actuará, por si acaso no pongamos todas las esperanzas en ella. Está pachucha. Los políticos son aforados y los jueces son elegidos por los poíticos.
Nosotros somos pequeñas hormiguitas, y ellos son unas ratas enormes que controlan las cuentas y los cuentos. Un político debe pagar alto el choriceo porque se le ha asignado un cargo para que administre nuestros recursos, para que esté al servicio de la ciudadanía, y, sin embargo, resquebrajan nuestra confianza. Es una manera de agrietar y ensuciar el sistema, el país.
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