El margen de maniobra
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El margen de maniobra
Gobernar es un varapalo seguro. Todos los
políticos del mundo prometen y prometen más caudal del que físicamente pueden dar; ellos juegan, pero lo único que hacen es vender falsa ilusión y flaco optimismo. Su puedo prometer y prometo es una puta mentira, una cagada. La mentira como discurso, la demagogia como discurso,
como ya en la antigüedad bajo el sello de los sofistas. En esa cagarruta se ha convertido la polítca. Grecia es la cuna, hoy
solo quedan sus astillas... y veremos como baila el futuro. Y sin embargo la genten vota, y nosotros seguimos votamos. Al menos no nos han vetado el derecho al pataleo. Tiempo al tiempo...
Las
buenas intenciones no sirven, el entramado económico globalizador impide la fisura, el cambio. La toma de decisiones pueden matizar las sustancias, pero no la
esencia. No gobiernas tú, presidente, gobiernan ellos contigo. Solo podemos elegir el color de la luz en el escaparte. Pero detrás de
las puertas de los gobernadores hay intereses y egonomásticas, deseo de
poder, planes de conjunto, planes individualizados, especializados. La OMG, el FMI, la UE...
La
estructura de este sistema no es fiable, pero es intocable, aunque nos ahogen las aberraciones. Los bancos, por desgracia, se
comieron las reglas... eso explica el asunto. No hay casilla de cárcel en su monopoli, en la realidad. Los
políticos en sí no manejan el cotarro, siguen la deriva que les marcan otros dedos índices, y nada tiene que ver la buena o mala fe. Ellos solo hablan, gastan saliva y babosean. Con todo, el poder político, a pesar de su escandalosa imagen y ostentoso fracaso, atrae como la miel en los labios de una majestuosa morena seductora de escote divino.
La
política es internacional, una competición inestable. El poder está más en el dinero que en la ideología. "No te pongas chulo
que eres pobre y te arreo un guantazo como te pases de listo", parecen decirnos. Las circunstancias globales influyen en las locales, la red
de intereses perjudica a uno, beneficia siempre al de arriba. La economía no tiene madre, sí mil padres. Europa es un club social demasiado elegante para andar con estilo propio.
Los
recortes parecen una necesidad más que un gusto. Eso nos han vendido, esa es la moto. Los
sueldos de los políticos siguen, sin embargo, siendo desorbitados, subiendo por encima de la ética y la moral. Darle cuerda a la mentira tiene su riesgo, su factura. Conclusión: nos toman por bobos, por idiotas.
El futuro sigue siendo incierto, además no parece que alguien tenga las claves del cambio, de nada. El pentagrama sigue mudo. Quizás no haya salida. Solo darse con la pared. El juego sigue devorando a sus anchas porque así quedó marcado el rumbo.
El futuro sigue siendo incierto, además no parece que alguien tenga las claves del cambio, de nada. El pentagrama sigue mudo. Quizás no haya salida. Solo darse con la pared. El juego sigue devorando a sus anchas porque así quedó marcado el rumbo.
Gane quien gane las elecciones no habrá cambio posible porque no hay posibilidad real de cambio. La utopía es cosa propia de adolescentes y sentimentales. No hay margen de maniobra. Gran parte de la vida política está ya dictada de antemano por el mercado mundial, por los grupúsculos económicos del sistema. El ajo se repite. En
nuestro caso decide más Europa que otra cosa.
Hay que escalar; preparáos las manos. Nadie puede confirmar que un mundo mejor sea más posible en el futuro, pero sí vendrá, como afirma Sampendro, otro. Quizás en hundimiento, quizás en estado de ahogado. Eso, otro mundo, está asegurado.
B S
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