El Retrovisor (IV)

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El Retrovisor (IV) 

Nadal se corona por décima vez en Roland Garros, aplastando a Wawrinka en la final. En baloncesto, los Golden State Warriors de Curry, con un MVP Durant, conquistan de nuevo la NBA, revalidan el campeonato dos años después

     No diga Roland Garros, diga Rafa Nadal

Nos quedamos sin calificativos. Nadal volvió a maravillar en Roland Garros, a coronarse con una nueva ensalaladera. Y ya van diez. Una cifra espectacular, que apabulla, que marea, en un deporte, como es el tenis, con tanta competencia. La tierra batida es su casa. Allí se desenvuelve como nadie. Después de las idas y venidas, de las lesiones y de la pérdida de confianza, Nadal se agigantó en París, por décima vez. Ya mostró visos en Australia, ante el incombistible Federer, aunque cayera. También en Montecarlo y en Madrid, ganando sendos títulos. Estaba jugando a un buen nivel. Carlos Moyá le ha aportado frescura, y segurmente, a nivel mental, más paciencia y seguridad. 
   El tenista balear ostenta unos registros colosales. Unos registros que quizás pasamos por alto por la falsa modestia que da acostumbrarse a las victorias. Es el segundo tenista con más Grand Slam de la historia, con 15 trofeos. Supera a Sampras, se queda a tres títutlos de la leyenda suiza, de la exquisitez, Roger Federer. 
   Será difícil ver a otro tenista ganar diez veces un mismo torneo. Nadal ya era un tenista de leyenda, pero sigue con hambre, ampliando su horizonte. 
   En la final no hubo lugar para el thriller; en poco más de dos horas, dejó a Wawrinka obnubilado, con un 6-2, 6-3, 6-1. El suizo acabó pidiendo la hora, se vio a sí mismo cazado, sin oportunidades. 
   Nadal vuelve tres años después a laurearse en la cumbre parisina. Se adjudicó el trono, por méritos propios, por knockout. No se le ha olvidado jugar al tenis. Dominó sin miramientos. De nuevo lo vimos convertido en un Dragón, como en sus mejores días, que aún no se han ido. Está para dar guerra. Todos sus rivales fueron cayendo como fichas de dominó desde que empezó el torneo francés. Ninguno fue capaz de ponerle contra las cuerdas, de quebrarle un set. 
   En definitva, Nadal volvió, porque nunca se había ido.

     La Leyenda de los Warriors
Los Warriors volvieron a sumegirse en el confeti. Ganaron el campeonato de la NBA. Con Durant al frente, no se repitió el mazazo del año pasado. Los Warriors no le dieron lugar a los fantasmas que renacieron tras la última derrota, la primera en la postemporada. Durant quería el anillo, y eso se percibía en el parqué. Los Golden State tenían muy claro que no habría camino de vuelta. No podían especular, no querían desaprovechar el litigio en el Oracle. Los de San Francisco culminan, de este modo, un año de ensueño. Los Golden State se aseguraron un nuevo anillo, han demostrado que es el equipo a batir, la referencia, la cima. 
   El Big Three de Cleveland podía competir de tú a tú con el Big Three de los Warriors (Curry, Green y Thompson), hace dos años. Los Warriors de Curry se hicieron con su primer anillo en el 2015, con cierta sorpresa, dejando a los de LeBron en la cuneta. Ese año, Cleveland se reajustó con Love e Irving y LeBron. The King quería dejar huella en su tierra, en Cleveland. En el 2016, tras la meteórica temporada de los warriors, fueron los de LeBron los que dieron la campanada, en el último partido, en el Oracle, con aquel triple histórico de Kyrie Irving. Sin emabrgo, tras aquel final fatídico, para la franquicica de california, hubo un movimiento que variaría los acontecimientos; el fichaje de Kevin Durant. Un fichaje que trastocó las tesituras; transformó a un gran equipo, en un equipo extratosférico. Con Kevin Durant, dentro de los mandos de los planes de Kerr, los de Cleveland, ya no competían un con Big Three, sino con un Big Four; Curry, Thompson, Green y Durant. Los Cavs sabían que tendrían que rozar la perfección para doblegar a los californianos. Lo vimos en el cuarto partido; Cleveland tenía que hacer un partido memorable, de ensueño,  para llevarse la victoria. Pero las Finales de la NBA son a siete, y cuatro partidos de antología... es más complicado...
   Los locales dominaron la mayor parte del tiempo, aunque los Cavaliers estuvieron guerreando hasta los minutos finales. Durant volvió a brillar, con 39 puntos y 10 asistencias. Curry no defraudó, estuvo a un gran nivel, penetrando, anotando, reboteando y asistiendo (34 puntos, 10 asistencias, 8 rebotes, 3 robos). Durant fue elegido MVP de las finales, sin discusión. A la fiesta de los Warriors se unió Iguadala (20 puntos). Y Thompson y Green, que no destacaron en las anotaciones, hicieron férreas defensas. El lance se cerró con un 129-120. LeBron estuvo soberbio, aportando en ataque (41 puntos), dirigiendo al equipo y doblando las rodillas en defensa. Se quedó solo (41 puntos, 13 rebotes, 8 asistencias, 2 robos, 1 tapón). Irving no encontró su hueco en el partido (24 puntos, 6 asistencias y 2 robos), se le vio fundido, físicamente, y Kevin Love (6 puntos, 10 rebotes, 2 asistencias y 1 tapón), estuvo totalmente ausente, desaparecido. No supo leer el partido. Fue la baja más notable. Smith estuvo certero desde los siete metros (25 puntos, 7/8 en triples). 
   Los Warrios atacaron con todo y defendieron sin fisuras. Thompson logró bloquear a Irving. Los Warriors desgastaron y sometieron a LeBron, en la medida de los posible. LeBron no se arrodilla, no flaquea. Es un tipo que no cae bien, que tiene una actitud de soberbio, un aire de engreido, que te marca mucho las distancias, pero amigo, jugando al baloncesto, uno a veces se queda con la duda, si está viendo al mejor jugador de la historia. Y no es broma. Su equipo ha perdido las finales, pero LeBron está en todas las batallas, en todas las facetas, dando la cara. Enfrente, lo sabía, tenía a uno de los mejores equipos de la historia.
   Los Warriors, este año, han contando con un plantel que puede dar lugar a que la NBA se convierta en un paseo, para sus intereses. Si los de La Bahía mantienen a los pesos pesados, solo algún fichaje cinco estrellas de los Cavs, podría igualarles la contienda, si acaso. Con todo, Durant será agente libre este verano, aunque ya ha comentado, que le gustaría seguir vinculado a los Warriors, aunque gane menos dinero. Curry está cerca de firmar un supercontrato, un hecho que no es anecdótico; se convertirá en el jugador franquicia y contará con uno de los mejores sueldos de la NBA. Es posible que los Golden State consigan mantener los pilares básicos, y con ello, la esperanz de continuar escribiendo y añadiendo páginas a su presente dinastía. Este año, ningún equipo les ha hecho sombra. Habrá que esperar un año (o quizás más) para ver quién les acecha, quién se atreve.

   B S

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