El fútbol de ladrillo y garra

Vardy
   Debemos recapitular los límites que se esconde tras lo asombroso, las imposturas cosidas sobre nosotros mismos, que nos obliga, a menudo, a ceder los propósitos ante la aplastante realidad y dejar a un lado los sueños en los que queríamos construir castillos. A veces, la constancia tiene sus frutos, la mayoría de las veces no. Lo único certero en cuanto a los éxitos, tras leer meticulosamente la letra pequeña, es que desde abajo, siempre cuesta más sudor y lágrimas. Y más. Aunque, solo así, desde el peldaño primero y olvidado, se saborea auténticamente el sabor de la victoria, las miras desde la cima, el tacto de ese triunfo añorado que parecía destinado a otra gente, a otros ídolos, a otros tipos elegidos por el dedo divino. Vedado, imposible. En el artículo enfocamos los devenires de Vardy, un futbolista del Leicester City, un equipo que ascendió hace tan solo dos años a la Premier League y que lidera, por increíble que parezca, la clasificación, transcurridas veinte cuatro jornadas.

   Vardy fue un joven inglés de adolescencia tortuosa que se ha ganado un lugar en césped del juego rey, del balompié. Se graduó en su primer equipo con 21 años. Demasiado mayor para esperar utopías ―no las esperaba―. Ganaba apenas 40 euros por partido mientras compaginaba su devoción religiosa por el fútbol con la obligada labor en la fábrica para pagarse los sustentos. Escalando poco a poco, sin destacar demasiado, como miles de futbolistas, con 23 años pelotea en el Halifax. Al año siguiente en el Fleetwood Town, ya en la quinta división inglesa. Allí, con 25 años, registra buenos números, 31 goles. La temporada siguiente pisa el verde del Leicester City, ya en el 2012, en la segunda división. La temporada comienza y acaba sin pena ni gloria. Piensa en colgar las botas, tirar la toalla. Su entrenador le convence para que continúe. En la temporada 2013-2014 Vardy, nuestro protagonista, consiguió levantar el vuelo anotando 16 tantos y contribuyendo en el ascenso del Leicester a la Premier League. En su primer año en la máxima categoría  (2014-2015) consigue 5 discretos tantos. Todo indicaba que no había pila para más acción, ni para hipérboles.

   Nada hacía presagiar, en la presente temporada, que tras la sufrida supervivencia del modesto Leicester  ―que consiguió sobrevivir en la pasada campaña a primera división inglesa― seríamos testigos de una explosión en la coherencia del guión. En la última jornada de la Premier League, el Leicester consiguió una nueva victoria ―con doblete de Vardy, 2-0 frente al Arsenal― y mantiene el liderato de la clasificación inglesa en solitario. Inaudito. No sabemos qué hecho ha transformado a Vardy, porque este año se está saliendo. Ha marcado 18 goles, encabeza la tabla de goleadores. Consiguió anotar 14 goles en 14 partidos, consecutivamente. Lleva registros que superan los de Neymar  y Messi en el Barça actual, y ha superado la cifra de goles consecutivos de la Premier, en posesión del holandés Van Persey. Sin hacer ruido, el Leicester, tiene todo el derecho para dar el campanazo.

   Sin hacer ruido, con estrategias parecidas, Aritz Aduriz, a las puertas de los 35 años, está conquistando unos registros prodigiosos. Más de 20 tantos y dos hat-tricks en lo que llevamos de temporada. Él mismo, dentro del dulce escenario en el que se afianza, deja claro que “la edad es relativa”, un simple número en el carnet de identidad. El delantero encarna una bendición para un Atleti que va como la seda en la UEFA y compite notablemente en la liga. Otro caso que guarda parangón es el del Villarreal, un club que apuesta por el fútbol. También merece reconocimiento el Éibar, que descendió la temporada pasada, aunque tras el descenso administrativo, tras el gran fiasco del Elche, sobrevivió en primera división. Los azulgranas cuentan con un killer, con un nueve, Bastón, que con 15 chicharros se apropia de espacio suficiente para ser uno de los jugadores de la temporada, optar al papel de revelación. En la presente temporada el Eibar llegó incluso a liderar la liga española en las primeras jornadas y acaricia posiciones europeas actualmente. Más semejanza podemos encontrar en el Celta, que le bailó al Barça (4-1); en el modesto Rayo Vallecano que soporta el presupuesto más escueto de la Liga. Cada año pierde la mitad de su plantilla, y cada año, con todos los palos en las ruedas, resiste y resiste en la categoría primera.

   El fútbol de ladrillo y garra no acapara los flashes ni las portadas de periódicos y revistas, aunque nadie puede mancharle la dignidad que construye. Es extraordinariamente complicado, en la hora decisiva, mostrar oposición a las embestidas de los macro proyectos en el deporte, en cualquier disciplina. Muchos deportes se han convertido en comercio y mercado, estrategia y mercado, deporte y mercado. Es casi imposible, en las distancias largas, pintarle la cara a los megapoderosos, a los megatalonarios. Pero nunca imposible. Siempre hay maravillas que resplandecen picando en la cantera, resquicios para las sorpresas, para las gestas. Hay deportistas, jugadores, equipos, que compiten con menos recursos, y aun así, consiguen asaltar las trabas de las hegemonías impuestas y dictaminadas, plantar cara, poner la mejilla, de frente. Vardy cumplió en enero 29 años. Hace dos años quiso colgar las botas. Ahora le esperan en Leicester, para que siga detonando la Premier. Que sigan los goles, es cosa suya.
   BS

Comentarios

Entradas populares