El adiós a Chávez y la soberbia norteña


________________
El adiós a Chávezy la soberbia norteña

Chávez se fue, dejando un halo de misterio sobre su muerte; no sabremos si murió en Cuba, o si de verdad murió en Caracas, como afirman los discípulos chavistas. La noticia de su muerte, que vio la luz horas después de fallecer, corrió como la pólvora en día de traca. Televisiones de todo el globo terráqueo,  medios de comunicación en general, aprovecharon para airear sus opiniones, y lanzar sus petardos; los improperios típicos contra su nombre.

Los medios de comunicación de Europa y de Estados Unidos han corrompido la imagen del presidente venezolano, con la ayuda del propio Hugo Chávez que ha seguido el juego, por ser un presidente vinculado a una izquierda socialista, por distanciarse del capitalismo, por ser una voz disidente y amenazante. Creó su pequeño bloque en alianza con Cuba, Bolivia, Ecuador, Irak, y con más o menos distancia China, Rusia, etc. 

No es que Venezuela sea el paraíso socialista, ni mucho menos, pero las opiniones vertidas en los periódicos, en las tertulias, vistas en España, por ejemplo, son de una soberbia extraordinaria. Estos “analistas” reiteraban, una y otra vez, con voces monocordes, lo equivocado que está Chávez en todos los asuntos y los buenos filósofos que somos aquí, donde nos brilla de tal manera el pelo. 

-Miren cómo me brilla el pelo!

-Sí, brilla mucho! Este nuesto país es el mejor! Espera… besémonos todos en la bocota!

Nunca, al opinar sobre el líder venezolano se hace un balance histórico, nunca tratan de ver el por qué de las victorias de Hugo, a veces aplastantes, ni recuerdan el pasado anterior a Chávez. Se le demoniza por todo, como cuando intentó cambiar la ley electoral (en base a unas votaciones democráticas) estableciendo la posibilidad de presentar a un mismo candidato a las elecciones generales (como está planteada en España) y poder establecer en el gobierno a la misma persona durante más de dos legislaturas. Yo no considero oportuno una medida de este calibre, pero es una medida electoral vigente en España (Felipe González gobernó España durante 14 años, por ejemplo) y que fue rechazada (reitero, democráticamente) en Venezuela. Con todo, Chávez fue acusado de dictador, apaleado nuevamente. 

          Y es que es muy fácil salir en televisión con traje y corbata y ganarse los aplausos en este país diciendo que Chávez está destruyendo a su pueblo, opinando en base a las referencias otorgadas por las cuatro columnas periodísticas de los cuatro amigotes bien-pensantes leídas antes de entrar en X plató de televisión, o del chiste que sea, con una total ausencia de sensibilidad hacia su muerte.

Como cualquier presidente, Chávez ha cometido errores, quizás más errores de la cuenta. Hay que valorarlo teniendo en cuenta la situación política anterior a su mandato. Cierto que Venezuela ha pasado de una pobreza general, abrumadora, a una de menor calibre, aunque sigue siendo apabullante igualmente, pero ¿Por qué nadie se acuerda de los presidentes mitad yanqui, mitad mis intereses comerciales, mitad me quedo con tu petroleo, que había antes de él? Esta pregunta ofrece una razón de peso a sus victorias, y la derecha mediática, tan patriótica en otras ocasiones, olvida por completo que le dio la cara a su pueblo y dejó de venderlo (al menos, en parte). El tiempo demostró que ser un buen presidente no es solo hablar en Aló presidente, y que Chávez no tenía tastas respuestas como la sociedad venezolana pensaba. La derecha confunde demasiadas veces economía con política y con la democracia.

Un Estado necesita tiempo para formar una sólida estructura, dedicación desde el minuto cero para mejorar la educación y lustros para que los resultados conformen algo sólido. Se necesita de años de labranza, no es suficiente con una década, porque hay un pasado de saqueo, corrupción y desperdicio, aún vigente. Se necesita también hacer la digestión; las palabras a veces deslumbran, los hechos no. Y también es cierto que Chávez, a pesar de su idolatría, no ha cambiado tanto a mejor la situación del país, en donde reina una delincuencia desbordante, con una burocracia atrasada, atada al gobierno, y con una reserva de petróleo extensísima, el oro negro del siglo XXI, que pone en relieve la catástrofe organización económica del gobierno bolivariano. Pero los que estaban antes, aun así, lo hicieron peor, si no, no es posible explicar el apoyo ferviente hacia Hugo Chávez; por eso, y por tener su discurso dirigido a los pobres, que ronda el 70% del total del país (muchos de ellos sin formación, manejables, por tanto, en cualquier sistema) y que suelen ser normalmente los más olvidados, era erigido presidente. 

Me gustaría recordar también, a todos los tertulianos aficionados de este país, que antes de Chávez, había presidentes de derechas gobernando en Venezuela, con las manos atadas, bajo la tutela de intereses externos a su pueblo, y eso, parece, que todo el mundo lo olvida y lo silencia. La derecha tiene la habilidad de criticar de manera altiva todo lo que proceda de ciertos políticos del panorama internacional, levantando más la voz en general si se trata de individuos vinculados a la izquierda como Hugo Chávez, Fidel, Evo Morales… No es que no se deba o pueda criticar los errores de estos presidentes, dictadores, caudillos, o semi-escaparates, porque sean de izquierdas, sino que el problema radica en la soberbia con la que se realizan los comentarios; caen en la falta de respeto una y otraz vez, y lo más preocupante; carecen de toda facultad de reflexión sobre los cómo, cuándo y por qué.

Maduro y Capriles
El 18 de Abril habrá nuevas elecciones para elegir al presidente de Venezuela. Capriles seguirá siendo el líder opositor, ya le disputó la presidencia en las últimas elecciones a Chávez. Maduro es el candidato llamado a seguir afianzando el camino creado por el caído líder; arropándose con la figura del ídolo en todo momento para ganar peso, con sus senseres, con la banda que Chávez portaba cuando era presidente, con la misma arenga patriótica, y el retrato del fallecido detrás de cada discurso, para plasmar que no se le olvida, para que la gente no pase por alto su presencia, su amor incondicional, su voto. Para que voten por él, por Chávez, que es votar, en esta ocasión, por Maduro, que se está transformando, poco a poco, en un plagio de Hugo Chávez. A ver en qué acaba. Ha llegado incluso a imitarlo en el lenguaje, en los gestos, en el tono. Intentará revalidar con ello el mismo apoyo que recibió Hugo Chávez. De los venezolanos depende el ganador.

BS

Comentarios

Entradas populares