Cuando los tiempos te pasan por encima

 La prensa deportiva de COPE ha dado terribles palos de ciego con el caso Rubiales, con los principios feministas. La famosa y referenciada entrevista de Juanma Castaño con Rubiales, horas antes de que todo saltara por los aires, fue el preludio de la destrucción masiva. En la entrevista, poco después de ganar el Mundial, Rubiales tilda de "tontos del culo" a casi toda España por el inoportuno pico que le plantó a Hermoso. A partir de ahí la mecha empezó a arder y con el pertinente estallido social colapsó la Federación de Fútbol española. Nos inundó un terremoto social aplastante, inaudito, histórico. Castaño salió malparado y varapaleado de la entrevista por el compadreo de barra de bar que mantuvo con Rubiales, algo que le dejó enfangado para los restos. El presentador de Movistar, de El Partidazo y de Tiempo de Juego acabó a los pies de los caballos de los haters de las redes y de sus compañeros. Juanma salió a cortar la hemorragia de crítica y pidió perdón horas después. No supo hacer una lectura acertada del pico, del termómetro social, y erró con su actitud de hermandad con Rubiales. Seguramente Castaño no está solo, porque todos tenemos tenemos un machista dentro, un machista generacional, cultural, y no lo sabemos. Baste recordar que encontrar una mujer en las tertulias nocturnas futboleras de radio y televisión es prácticamente una utopía. Salvo Mónica Marchante en Movistar y en COPE y Susana Guasch en Movistar y en Onda Cero, y alguna rareza más, las tertulias futboleras y deportivas están plagadas de hombres que hablan de hombres y en donde brota la testosterona.

Juanma Castaño pisó las minas con Rubiales, pero no se quedó atrás, sin embargo, uno de los pesos pesados de los deportes de COPE, Manolo Lama, que con su comentario sobre las mujeres que salieron a criticar el besos, se definió a sí mismo como un Rubiales más. Lama calificó a las voces críticas femeninas de reprimidas y de tener envidia de Hermoso porque nadie las besaba a ellas. Literalmente soltó: "las mujeres que se quejan del beso es porque no se lo dan a ellas". Un comentario impulsivo, sin filtro, de machirulo, que le delata. Un comentario que en otro medio y en con otro rango en la jerarquía, le habría costado el puesto.

Esto no es una mera anécdota, esto demuestra que el machismo está instalado y arraigado en nuestra sociedad, que solo hace falta zarandear al machista, cual árbol, para que se le caigan los adjetivos oportunos que lo desnuden. Los Rubiales están en todas partes, en las calles, en las emisoras, y que Manolo Lama, probablemente, no se ha dado cuenta de que es un machista ejemplar, al igual que Rubiales, y que, al igual que este, tampoco sabe en qué país vive, anda anodino de campo en campo y de grito en grito sin actualizarse, sin percibir en qué momento vive, sin percibir ni intuir en qué piensan y sienten las mujeres sobre este tipo de argumentario falaz y denigrante. 

El femenismo es una cuestión social, política también, asentada y reivindicativa, que combate estos actitudes y comentarios. Y muchos hombres, incluso sin querer, reaccionan con desaires porque empiezan a sentirse perdidos y descolocados porque todas las soflamas y faltadas que antes se hacían sobre las ningunear a las mujeres guardaban risas cómplices y silencios cómplices, ahora reciben silencios envenenados y la crítica de las mujeres y de los hombres. Y un gran ejemplo del periodismo reivindicativo feminista que no necesita de panfletos, por no dejar la crítica exclusivamente en COPE, y dejar caer la guillotina únicamente sobre Castaño y Lama, porque justo ahí lo encontramos con Mónica Marchante, una mujer que siempre ofrece clase, temple, lucidez y una lectura periodística profunda, sensata e informada, que usa la hemeroteca, y que también colabora en Movistar, en El Partidazo y  Tiempo de Juego.

Lama, además, ostenta un historial de bochornos también remarcable; desde lanzarle una tarjeta de crédito y bromear con un mendigo, con una panda de borregos aficionados que le jaleaban la broma, hasta ponerse como un cromañón gritón con sus compañeros de equipo. No hace mucho mandó a cagar a Paco González en antena y se subió el ego y la soberbia frente a Rico gritándole en directo que estaba en la COPE trabajando gracias a él. Algo que le deja, en forma y actitud, muy cerca del cuñado de diccionario. Y quizás, él más que nadie, él que ve que los tiempos le están pasando por encima, se vea reflejado en el espejo de Rubiales, porque ambos, por sus palabras y actuaciones, ejemplifican el machismo de peluca y pandereta. 

BS

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