El paradigma de la cultura machista y violenta

 El viernes se estrenó en EITB2 el primer capítulo de Generación porno, de Oiane Sagasti. Un documental que indaga en cómo está afectando el uso y abuso de la pornografía en los adolescentes y en la sociedad. En él, se le otorga el protagonismo a los adolescentes que relatan en primera persona su percepción sobre el tema, junto a los aportes de las madres, de los padres, psicólogos y educadores sociales. Se da así una perspectiva transversal, poliédrica; social, biológica, psicológica. Se ha cuidado mucho lo que se dice y cómo se dice, se ha tratado de encontrar una conversación abierta, pedagógica, natural, para hablar de la pornografía y el sexo sin tapujos y sin alarmismos. 

Pero las conclusiones son devastadoras; con ocho años los niños y las niñas se adentran en este negro submundo con sus móviles. Acceden a un contenido machista, denigrante y violento como no podemos imaginar. Un contenido perturbador que los chavales acaban normalizando, con el que bromean, y que después quieren y querrán imitar y poner en práctica en sus relaciones. De hecho, cada año, desde hace años, el vídeo más visualizado, y por tanto, más buscado, es una violación grupal. 

Es evidente que el porno está distorsionando la realidad de los adolescentes, de manera unidireccional; mientras los chicos asumen el rol protagonista, activo, privilegiado y placentero, que les ha enseñado el porno, las chicas aparecen como entes pasivos de una escena programada donde son una mera mercancía, un cuerpo al antojo del hombre sin afecto y sin empatía. Un cuerpo sumiso que obedece y que no elige. Porque en el porno no se contemplan sus deseos u opiniones, ni la reciprocidad, porque es un submundo dirigido, de manera aplastante, por hombres y para hombres.

El sistema educativo y el sistema político deben actuar e intervenir seriamente para educar y debatir sobre qué aporta un contenido masivo, adictivo, gratuito e invasivo (aparece sin que hagas una búsqueda explícita) y es urgente regularlo conveniente para proteger a los menores. Creo que es intolerable e insostenible que este contenido esté accesible para cualquier menor, para cualquier niño con un móvil a su alcance (sorteando con un click una pestañita que te indica si eres mayor de edad), porque eso significa que el porno les está adoctrinando y educando en el machismo, y está convirtiendo a la mujer en un objeto sexual, en un objeto al que maltratar sin que importe su sufrimiento. Si el porno es un mero transmisor de la cultura obscena, machista y violenta, se debe vetar y prohibir para proteger a los menores, sobre todo, de contenidos inapropiados.

Estamos dejando la educación sexual y la educación sexoafectiva de los jóvenes en páginas depravadas. En empresas que solo intervienen y actúan para que sus páginas tengan más visitas y aparezcan invasivamente sin ninguna búsqueda explícita. Empresas a las que no les importa lo más mínimo que un gran porcentaje de su público sean menores, que estos normalicen las prácticas violentas, machistas y que las confundan con la realidad, porque estas plataformas únicamente buscan captar clientes, sumar adictos, ganar dinero, como cualquier burdel que se tercie.

BS


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