La izquierda se levanta



El PSOE gana las elecciones con 123 diputados y tendrá durante los próximos cuatro años el gobierno en sus manos; el PP obtiene el peor resultado de su historia; Ciudadanos se queda de nuevo a las puertas y Unidas Podemos será un partido decisivo para hacer política y gobierno 

Las elecciones nos han dejado muchos puntos aclarados y sobresaltos. La izquierda se ha levantado y la derecha pierde el pulso, se queda en coma.

En el repaso sobre los resultados, sobre los partidos, tenemos que incidir en los siguientes aspectos. El primero; que el PSOE vuelve a renacer. Será el partido que maneje el congreso durante los próximos cuatro años. Además, este subidón de fe y moral les deja la marea a favor para las próximas elecciones autonómicas y municipales. El segundo; que el PP se queda con un resultado pésimo, inesperado. El peor de su historia. Casado se convirtió en una copia barata de Abascal y le ha salido muy caro. Nadie se queda con el euro de Popeye teniendo uno de verdad. Nadie descartaba, ni descarta, la dimisión de Casado ante el terremoto electoral que han vivido, que se han comido los populares (no han sacado ni un diputado en el País Vasco y solo han sacado uno en Cataluña). Sus seguidores y contrincantes se han acordado de Sáenz de Santamaría, la que encarnaba el PP moderado, pragmático, la que abandonó el partido por las malas y que tenía más política dentro que Casado. El líder popular ha formado un PP endeble, ha apostado por políticos de clase b, como Cayetana, por poner. Ha dado vergüenza ajena. El tercer factor es que Ciudadanos se estabiliza como tercera fuerza política, pisándole los talones al PP, pero de ninguna manera será una solución, al contrario, se han convertido en un PP 2.0. y se destrozan mutuamente. Las aspiraciones de Inés y Rivera no pasan por ser un referente del centro político, pasan por dominar a una derecha dividida, desestructurada (y de eso la izquierda sabe un rato, porque ha sido uno de los males más perennes e históricos), que no llegará nunca a gobernar. El cuarto elemento diferencial está en Podemos, que tendrá una posición clara, estable, aunque han perdido treinta diputados. UP va a presionar y apretarle las tuercas al PSOE para que las políticas de izquierdas sean realmente de izquierdas, para que los temas de justicia social y progreso tengan cabida en el congreso. Iglesias tiene que hacer todo lo posible para que el PSOE no se olvide de que entre sus siglas está la palabra "socialista". Y en quinto lugar, toca hablar del partido de Abascal, de Vox (Viejos Ogros Xenófobos), que ha sido, valga la paradoja, una bendición para la izquierda, porque ha roto y desmembrado a la derecha, sobre todo al PP, y que junto con Ciudadanos han dejado a la derecha, que hasta hace unos años copaba el PP en un único bloque, partida en tres, desangrada, marginada. Vox ha pugnado por la quinta posición, sumando un puñado más de diputados que ERC, que Junqueras. Eso lo dice todo.

Todo apunta a que los socialistas van a intentar hacer todo lo posible por mantenerse en el gobierno sin atarse las manos, sin depender de unos y de otros, haciendo política dependiendo de las circunstancias. Esta mañana la ministra Calvo, que será una de las piezas más relevantes del gobierno de Sánchez, dejaba claro que van a intentar gobernar en solitario, sin tener a Podemos como bastón político. No habrá coalición del PSOE con Podemos. Pero hay puntos a favor para los de Unidas Podemos; tienen muchas papeletas a favor para influir en la política socialista, en la política de este país. Las políticas reales de izquierdas pasan por los morados.
     
“los experimentos chatarreros de ruido, himno, odio y banderas de esa derecha extrema, machista y sucia, no será decisiva ni ahora ni en el futuro”

Ayer, Sánchez, en su discurso en Ferraz, ante los gritos de “¡Con Rivera, no!”, ya se encargó de calmar las aguas, advirtiendo a sus votantes y seguidores de que ellos no van a hacer ningún “cordón sanitario”, parafraseando a Rivera. ¿Esto qué quiere decir a efectos prácticos? La respuesta es rotunda; no descartan pactar con Ciudadanos. Pero esta historia de tramas e hilos enrevesados y con extraños vericuetos guarda muchas complicaciones, muchos giros de guion. Desde Ciudadanos no han perdido el tiempo, han alardeando, hasta la saciedad, de que van a formar parte de la oposición. No van a darle ni agua a Sánchez porque llevan meses posicionándose en las antípodas del PSOE, enzarzados por el problema independentista, que tanto Ciudadanos, como el PP, han reducido al absurdo. Los problemas identitarios no se resuelven con imposiciones, ni con los nacionalismos/independentismo de trilero (que es el juego del patriotismo sin tolerancia, de los que se apoderan de una bandera, de una posición, e intentan imponérsela a los demás). En Ciudadanos  creen que serán la futura alternativa política al socialismo. Tendrán que esperar cuatro años para ver si sus pronósticos y sus políticas (¿?) tienen algún resultado. Ciudadanos ha demostrado, en cualquier caso, que es un partido inmaduro, más pendiente de la guerra, los incendios y las broncas, que de las políticas. Aunque ahora renieguen de los socialistas, apoyaron al PSOE de Sánchez hace unos años y también formaron un proyecto político común con el PSOE de Susana Díaz en Andalucía. La hemeroteca le da a los de Rivera una buena sacudida, con la mano abierta. Si por algo ha destacado Ciudadanos, ha sido por ser el partido veleta.

La conclusión es que la izquierda gana y suma. El PSOE podría tener cuatro años cómodos. No tendrá que hipotecar sus políticas a ningún partido. En estas elecciones, la participación ha sobrepasado el 75%, una de las más altas de la historia (solo superada por las elecciones de 1982, en donde se rozó el 80%, y por las del 2004, en donde se superó el 77%), y evidencia que cuando más se vota, más gana la izquierda, y que cuando más se vota, más democracia hay. Y lo más importante, estas elecciones nos han demostrado que, en este país, los experimentos chatarreros de ruido, himno, odio y banderas de esa derecha extrema, machista y sucia, no será decisiva ni ahora ni en el futuro. Los votantes de Vox ya saben que con Abascal no van a ninguna parte. Eso es lo más importante para nuestro país, para la democracia, para nuestro futuro.

B S

Comentarios

Entradas populares