Mucho Ruido, Cero Nueces



Mucho Ruido, Cero Nueces

No ha habido ningún acuerdo entre los partidos políticos para conformar un gobierno y nos precipitamos nuevamente a unas nuevas elecciones, programadas para el 26 de junio. Como si de un grupúsculo de cabestros se tratara, nuestros líderes políticos, se han dado cabezazos entre ellos, contra el dique seco, para nada. Como suele ser habitual en el panorama, mucha testosterona y cero política. Han perdido el tiempo, lo han dedicado a hacer mala literatura. Mucho ruido, cero nueces. Gracietas verbales y dialéctica de choque para justificar el bien del partido por el bien del país que sigue ―y seguirá― varado. Y no estamos para tales espectáculos. El probable aumento de la abstención le dará aún mayor ventaja al PP. Por el ala izquierda, la posible coalición de Podemos e IU podría convertirlos en la segunda fuerza política y mantener los mandos para establecer un gobierno con los socialistas, aunque esto último está por ver.


Todos son culpables, y sin embargo, cada uno de ellos quiere salirse de rositas, proclamarse superhéroe, esperar a que caigan los frutos de la nueva cosecha. Lo peor, la consecuencia de este maquiavelismo patatero: nos espera otra infumable campaña electoral. Pero vayamos por partes, Jack, antes de ponernos el gotero:


Pasamos por Génova. El PP de Mariano Rajoy, de nuestro superhéroe Capitán Siesta ―que ganó las elecciones―, ha recurrido a la táctica de no hacer nada, a ver si así... Sus pupilos y voceros salieron tras las elecciones a la palestra y tendieron una supuesta "mano amiga" al PSOE de Sánchez para formar un utópico gobierno ―a sabiendas de que no iban a ningún lado―. Los populares se han cosido las vestiduras de un papel que no les encaja.

El pacto PP-PSOE va, en principio, contra natura, aunque es una hipótesis que se ha fraguado en otros países, como en Alemania, sin ir más lejos, y que llegó a cuajar en el País Vasco, en el gobierno socialista de Patxi López. Saltando las excepciones, para los socialistas el pacto habría sido un suicidio político.


Y poco más ha ofrecido el PP. Venezuela por aquí, ETA por allá, en referencia a Podemos, y al patio que hay recreo. Con todo, los populares volverán a ganar las elecciones a pesar del ahogamiento judicial, a pesar de la ingesta de casos de corrupción. ―Esto habría que estudiarlo más detenidamente, pero hay demasiados detenidos como para darle algo de sentido ahora mismo―.


En Ferraz, el PSOE de Sánchez abogó por un pacto, un preacuerdo con Ciudadanos, a todas luces insuficiente para darle salida a un gobierno, pero que de cara a la galería, podría favorecerles a ambos. Sánchez y Rivera superaron así el inmovilismo de Rajoy. Aunque es una estrategia que siembra más dudas que certezas, ya que habría más lógica y habría contado con más diputados si los socialistas hubieran apostado por una coalición mirando a la izquierda.

Quedan preguntas abiertas y los socialistas, que quieren salir de puntillas en este trasunto, parecen estar divididos entre los que apoyan un pacto ideológico con los de Podemos, y los que lo condenan ferozmente. La división interna podría entorpecer los pasos a dar por Sánchez, al que parte de sus compañeros le quitan el crédito. La mayoría de las voces que reniega de un pacto de izquierda son viejos elefantes que bienviven tras las puertas giratorias, que vinculan, torticeramente, el discurso de Podemos peyorativamente ―como tantos otros medios de comunicación de condición laxante― de bolivariano.


Y es que el PSOE, mantuvo negociaciones paralelas entre Ciudadanos por un lado, y Podemos e IU por otro ―dejando a los últimos en la estocada, y sin dar la cara―. Han sido poco honestos, en ese sentido. Ha habido juego sucio, lo saben. Además, tras La firma de la nada, con Ciudadanos, Podemos quedó relegado a pasar por el aro, a unirse a un pacto en el que no contaban, y luego les acusaron de favorecer el mandato de Mariano Rajoy.


Podemos, Pablo Iglesias, le metió leña, a diestro y siniestro, al personal tras las elecciones, imponiendo el juego y el tablero. Guayas por doquier, pim-pam. Olvidaron que son la tercera fuerza política. Después del derroche de soberbia, Iglesias bajó la llama. Quiso mostrarse más abierto, más accesible, pero por entonces el PSOE ya estaba abrazado y dándose besitos con Ciudadanos. Antes de todo eso, los de Iglesias llegaron a una rueda prensa en el parlamento, tras visitar al rey, con una propuesta de gobierno bajo el brazo, con el PSOE, sin avisar al PSOE. Fliparon pepinillos.

A Podemos le ganó la impertinencia. El acuerdo, el pacto, guardaba sus lógicas, si bien, Podemos ha realizado los movimientos con demasiada precipitación ―Iglesias repartió los ministerios en 0,1―. Sin embargo, después de este inicio tan explosivo, Podemos dio muestras de querer negociar, rebajando las exigencias y las pretensiones. Por entonces ya era tarde, y el PSOE se limitaba a señalar El pacto de la nada, con Ciudadanos, en donde estaban invitados a que no tocasen nada.


IU no se ha salido del guion. No debemos olvidar que recibieron el rechazo de Podemos para unir fuezas en las pasadas elecciones. Rivera se aferró a lo acordado con Sánchez, y mantuvo claro que con Podemos, ni agua. Los nacionalistas, salvo algún que otro pataleo y desplante, declinaron hacer política. Han dejado que se pasen la bola entre unos y otros.


Todo apunta a que no habrá demasiadas diferencias a lo que aconteció en las elecciones del 20D. El leve repunte del PP podría dar pie a un gobierno, si cuentan con el aval de Ciudadanos. Por el otro lado, se vislumbra en el horizonte, un bloque por la izquierda, una nueva alternativa, propiciada por la fusión de Podemos e IU que los colocarían con una mejora considerable en lo que a la cantidad de escaños respecta. Aunque para formar gobierno, necesitarían irremediablemente del PSOE. Más de lo mismo.


Pase lo que pase el 26J, que nos dejen en paz.

B. S.

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