Tocados, pero no hundidos

Sánchez y Rajoy
El bipartidismo sale tambaleado de las elecciones, pero ha salvado el cuello, sigue conformando “la mayoría”. Los votos del bipartidismo superan por la mínima el 50%, y la fusión de escaños de PP y PSOE sobrepasa los 200 escaños (213) de los 350 establecidos. En esto influye decisivamente el sistema electoral, que favorece enormemente a las mayorías. El duelo a tres por la segunda posición no ha existido. El PSOE ha sacado un resultado pobre ―si tiramos de hemeroteca― pero con vida ―a tenor de las tormentas―. Podemos ha plantado cara, y termina como tercera fuerza, y Ciudadanos termina estas elecciones pidiendo la hora, como cuarta fuerza, muy distanciado de sus “teóricos rivales”.

El Partido Popular sale victorioso, con 123 escaños, aunque es una victoria intensamente amarga. Pierde 63 escaños. Los populares han obtenido 7,215,530 de votos (28,7%). Tendrán margen de maniobra limitado para conseguir un gobierno en minoría. Estarán con las manos atadas. Dependerán del resto del parlamento para las tomas de medidas. El PSOE termina con la segunda posición, 90 diputados, pierde 20 escaños. Ha obtenido 5,530,693 votos (22%). Los socialistas sacan el peor resultado de su historia. Las circunstancias, paradójicamente, favorecen que no llegue la sensación de catástrofe en el bando socialista. Tienen opciones (débiles) para tomar carta en el asunto. A corto-medio plazo, la cabeza de Sánchez no acabará encima de la mesa, como más de uno vaticinaba. Ha salvado los muebles. El PSOE domina Andalucía (22) y Extremadura (4), y paremos de contar. Sin embargo, los socialistas han perdido fuelle en todas las provincias.

Podemos encaja en el tejido político e irrumpe con 69 escaños, 5,189,333 (20,6% ). Se cuela por la puerta grande, a pesar de estar bastante distanciado (por diputados) de la segunda posición, en la que pusieron todas las ilusiones, todas las ansias de remontada. Ha ganado en Cataluña y País Vasco, y queda como segunda fuerza en Madrid, Valencia, Galicia y Baleares.

Ciudadanos se ha desinflado, si tenemos en cuenta las previsiones que se le auguraban al partido de Rivera incluso la segunda posición. Ha acabado con 40 escaños, 3,500,446 (13,9%). Algunos han inflado a conciencia las expectativas de los naranjas, la aritmética de las encuestas, que han sido un fraude sin medias tintas. A pesar de todo, cosechan un gran resultado, al igual que Podemos, si miramos de donde vienen y el éxito inigualable de lo que han logrado.

Batacazo para Unión Popular-Izquierda Unida. Sobreviven con 2 escaños, y son lastrados injustamente por un sistema electoral que les perjudica de manera implacable. Sus 923,105 de votos (3,6 %), solamente les supone dos escaños por Madrid. Aunque jugaban el partido sabiendo las reglas impuestas. A IU siempre le sale carísimo el escaño. Al menos, el equipo de Garzón no desaparece, continúan en la diatriba política.

Del resto, destacan los 9 de ERC (+6), la entrada de Covergencia, ahora Democracia y Llibertad, con 8 escaños, PNV con 6, Bildu con 2, y Coalición Canaria con 1. Desaparecen de la representación parlamentaria UPyD, con Herzog al frente (aspiraba a la representación y ha sido incluso superado por PACMA) BNG y Uniò.

Observando el parqué uno no acierta a entrever las extrañas parejas de bailes que podrían acercarse. Lo más lógico, tras lo proclamado por el propio Sánchez ―que deja la responsabilidad de gobierno a la fuerza más votada― sería un gobierno de los populares en minoría. Rajoy tendrá que buscarse la vida, y hacer muchos amigos en poco tiempo. Sin embargo, si al PP se le enquistan los contactos (¿Ciudadanos?, ¿PNV?, ¿DyLL?) el PSOE podría intentar una desesperada operación para copar la presidencia (¿junto a Podemos?) ―siempre y cuando acepten los demás partidos― y necesitarán también de un conglomerado de partidos para fraguar mayorías. Este hipotético gobierno resultaría de un intento por unir fuerzas divergentes que buscan distintas metas, y podrían sembrar más dudas que certezas. Tanto PP como PSOE están ante la carne cruda, ante el pan duro, ante el abandono, por primera vez. Ya no son las mayorías, ya no encarnan el turnismo de antaño. Necesitarán convencer a los adversarios, a la gente. Nada será fácil, habrá que hablar, dialogar, y todos tendrán que asumir las responsabilidades. En principio, el fin del bipartidismo, va a complicar la política, y al mismo tiempo, va a fortificar la democracia, los pactos, y el juego limpio. Con todo, si el PP no consigue unos apoyos mínimos que le permitan el gobierno, y el PSOE se ve incapaz de atar los cabos para hacer tres cuartos de lo mismo, habrá que replantear de nuevo la jugada. No descartemos acudir a unas nuevas elecciones en dos meses.

Bruno Sánchez

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