Los genios tienen el toque



La difuminación de Pep

            Los genios tienen el toque, consiguen transformar la realidad. Perdonen la fantasía pero como canta Marwan en una de sus canciones “me emociona más un gol que algunos poetas”. Ayer, en el Camp Nou, en el duelo Barça-Bayer, fuimos testigos de un igualadísimo partido, hasta que en el minuto 30 de la segunda parte, entre los diamantes en bruto que allí futboleaban, uno sobresalió, porque es de oro, de otro planeta. Hizo su solo, a lo Angus Young, gustándose como un colegial. Hace fútbol, vive y juega y es fútbol, no solo marca goles. Esa es la diferencia, no lo piensa, lo hace, lo es, le sale. No necesita afinar. Quizás todo el partido era una cuestión de tiempo, que Messi apareciera, que dijera “aquí estoy yo, llegó la hora”. El Barça sacó un 3-0, frente a un todopoderoso Bayer, que como ya le ocurriera el año pasado frente al Madrid en el Allianz Arena, volvió a quedarse en los huesos, a buscar respuesta a la nueva hecatombe europea. A Guardiola le van a llover palos, el daño colateral. Esta vez lo mejor era quedarse a ver como la apisonadora Messi asolaba el área de Neuer, disfrutar mientras se pueda del 10. No vivirá siempre, aunque no sea humano. 


El partido acabó 0-0 en la primera parte, y era difícil imaginarse los desenlaces posteriores. Al Bayer le faltó Robben y Ribery, sus dos cracks, pero no es excusa… O sí… Guardiola comentó en la rueda de prensa previa que si Messi está inspirado es imparable, y en su caso, más que nadie, hablaba la voz de la experiencia. Lo tuvo como epicentro de su Barcelona, de su banda, el mejor Barça y el mejor equipo de la historia con el mejor futbolista que veremos en vida. Pero el Barça de Messi sigue sonando de maravilla.


El partido se rompió en el 76 exactamente. Antes, Messi se acercó a Luis Enrique, tapándose la boca, le dijo algo. El entrenador respondió “¿seguro?”. Segundos después sonaba en el césped “Thunderstruck”, de AC/DC. Empezaron a sonar las guitarras y la expectación subió. El Bayer perdió un balón, Beñat, y Dani Alves subió por la banda, le pasó la pelota a Messi. Ya se oía el primer “Thunder” en el estadio. Se acercaba Messi, tenía en mente la canción, el “my mind raced / and I thought what could I do…”. Así marcó Messi el primero, como gustándose, con un zambombazo, cuando la estrofa cogía cuerpo. Pero faltaba el estribillo, la obra de arte, la clase fina. En el estribillo había que romperlo, “could I come again, please?” pensaba Messí para sí, cuando cogió la bola. Le hizo el roto a Boateng y al Bayer. "¡Pero por qué suena AC DC!" imploraba Guardiola, a medias. El segundo gol llegó con el estribillo, “Thunderstruck”. Guardiola lo disfrutó, seguro. Supimos entonces que Messi estaba rodando un videoclip. Que le había dicho a Luis Enrique “Mister, me toca, dale al Rock N’ Roll, soy Angus Young”. Luis Enrique lo sabía todo. Neymar puso el tercero, continuando con la fiesta blaugrana.


El partido de vuelta será un trámite casi absurdo. El Barça tiene Berlín muy cerca de Las Ramblas, y está por ver si tanto Madrid como la Juventus son rivales dignos para presentar una final de categoría, si pueden ponerle entre las cuerdas a un Barça, que con Messi, tiene el K.O. para cualquiera a tiro, rock n’ roll de sobra.

                                                                                                  Bruno Sánchez

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