Ni quieren, ni sienten

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Ni quieren, ni sienten


            Ni quieren, ni sienten. Tampoco soportan que no nos traguemos sus mentiras, que no nos posicionemos en su imagen y semajnza. Es cierto, no quieren que pensemos, de ahí, viene luego las ganas de tener al rebaño controlado bajo el mismo discurso de la tontuna, con oscuros dardos para el atrevido que salga o asalte las rejas marcadas. Siempre el mismo guion, todo acotado para que nada se les escape de las manos. Pero aun así, escapamos. En la huida no vamos solos, y para contraatacar los desahucios viene para guerrear y molestar la PAH, junto a Ada Colau, la cara visible de esta Plataforma de Afectados por las Hipotecas, que decidió un día luchar en favor de los que están perdiendo sus hogares, junto a miles de anónimos solidarios, que se encadenan, si hace falta.

           Los motivos: las sucias estratagemas bancarias, en claro fuera de ley, que desorbitaron los precios por encima de lo sensato y del valor real. Dejó a la gente, tras la caída económica, tras la crisis, en la calle Abandono, atados de pies y manos por los bancos, a su merced. Se suma a la odisea, para más inri, el masivo desempleo (la imposibilidad de pagar la hipoteca) y la existencia de un país sin respuesta que nos pone en el tablero sin posibilidades de hacer un solo movimiento. Una desgracia apabullante. Las tasas hipotecarias fueron catalogadas por la Unión Europea de “abusivas” y “desproporcionadas”, con el consiguiente tirón de orejas al gobierno de Mariano Mariano. Mariano Naniano dijo “sí sí, es verdad”, después se fumo un purito cubano. Es lo que pasa cuando la sangre corre allá, en lo lejano.

            Lo más triste no es ver cómo atizan al presidente del gobierno, y como éste, rápidamente baja las rodillas, la cabeza y lo que haga falta por pasar por el aro del club europeo, los bancos, y demás (situación análoga a la del PSOE cuando gobernaba). Lo más pésimo, como digo, no es ver al perrito presidente Mariano Noniano corretear en las entrepiernas de los arribapensantes, cual Smither ante el señor Burns, sino ver cómo se intenta criminalizar a Ada Colau, a la PAH, por los escraches, por protestar, por darle ruido a la cara de la sinvergonzonería. Día tras día salen a ensuciar la imagen de Colau hasta donde les sea posible con un arsenal de exageraciones y degradaciones en casi todos los medios de descomunicación, comiéndole el tarro a muchos por las insistentes e insistentes e insistentes repeticiones televisadas.

Los bancos... qué decir! No lo olvidemos, son los únicos que han podido escaquearse de los desahucios y desplomes; a ellos, gracias a todos y a los impuestos de todos, siempre se les saca la cabeza del fango sin importar la cifra que haya que acordar y firmar. “Cheque en blanco para ellos, purito rey para mí, jeje” decía Mariano Mariano Naniano Rajoy tras uno de los múltiples acuerdos con los “Botínes” presentes y las carcajadas humeantes.

Los escraches es un acto de protesta, un hacer ruido, un dar la tabarra, en la puerta de la casa de algún dirigente político merecido, frente a su portal, o balcón, para incomodarlo un poco, para que sientan en sus carnes la protesta, ya que son los políticos los co-responsables directos de esta situación, partícipes en menor o mayor medida, conductores del rumbo político del país, pero sobre todo, dentro del tema de los desahucios, son demostradamente irresponsables abrumadores. No han logrado ofrecer una respuesta consensuada, ni coherente. La propuesta de ley de la PAH se la han pasado por el forro. Sin diálogo, sin mostrar tan siquiera una actitud de acercamiento hacia posibles, no ya soluciones, sino acuerdos. Dejan en la angustia y en la desolación a miles de personas que perderán sus casas. Les dejan ante una situación que Europa ya ha catalogado de injusta por la desmesura hipotecaria. Se da portazo a la ‘dación en pago’ y con ello a la imposibilidad del mantenimiento de la vivienda por parte de los afectados que se quedan y quedarán con nada a pesar de que han estado pagando en muchos casos durante años y años la hipoteca.

Ante tal muestra de civismo, las voces gobernantes no se han hecho esperar, tachando a Ada Colau y a la PAH de terroristas, de nazis, de etarras… Así, con ésta pedrada en la cabeza, subieron a la palestra la señora Cospedal, o la populachera Esperanza Aguirre, que se une a la voz del ex presidente Aznar. Como escudo a tales esplendorosos raciocinios PPulares el TDT party, que se levanta siempre con la pata derecha, no dejó escapar la posibilidad de sumarse a la fiesta PPopulachera. Postularon su férreo ideario acorde a las visiones de los populacheros, que son tan adorados en dichos canales. “Es ver a un diputado del PP y me pongo palote” comentaba una tertuliana sin venir a cuento. Los sujetos del partido popular son ejemplos de patriotismo y coherencia nacional (como Bárcenas, por ejemplo). Todos los programas de guisa similar apoyaban la tesis sobre la segura filiación de Ada Colau con el partido nazi-comunista, la ETA, y la vinculación demostrada de ella con el nazismo otra vez. Para ello documentaron pruebas falsas y fotografías retocadas en donde salía Ada Colau con sujetos etarras-nazis y nazis-comunistas. Dónde ha quedado el rigor crítico? se preguntará usted… lo robó Bárcenas también?.

Es probable que en un momento dado, el escrache, el griterío, la suma de sentimientos encontrados, se pueda ir de las manos, que aquello pase a desmadrarse y descontrol. Pero entonces estamos olvidando el clima de axfisia que viven y aguantan los que van a sufrir un deshaucio. Estamos olvidando también que en la casa de x políticucho viven quizás niños y personas ajenas a tales acontecimientos que no merecen tales escenas, aunque no es comparable. Unos no tienen nada, y otros se quedan sin siesta. Dentro del contexto los escraches suponen una demostración de desesperación, de frustración, una lucha ante tabiques de hormigones inamovibles, un auxilio a oídos sordos, un verse sin resguardo, sin apoyo. El más absoluto abandono. Sin defensa digna ante lo que ha quedado patente, un demostrado trato en desajuste, e ilegítimo (de los bancos hacia gran parte de los desahuciados), provocando consecuencias económicas, psíquicas y físicas, el insomnio, las ojeras, los nervios saturados, las esperanzas perdidas... Sin nada que perder, en definitiva. El grito como la única arma. Con él, con el grito, al menos, pueden robarle el sueño, paradójicamente, al capullo de turno. Es poco en comparación. Y aquel político/monigote al que le joden la siestita, igual un día se levanta torcido y medita, e igual encuentra una pizca de sensibilidad en su ser, y quizás llegue a hacerse una idea, empezar a comprender la profundidad del asunto, la gravedad, aunque sea mínimamente, porque de esta gente tampoco se puede esperar mucho, dada la experiencia, pero bueno, igual un día se obra el milagro y aquel ser sentirá dentro la lamentable situación, verse en la calle, condenado a sobrevivir.

No se trata de números, o cifras, o leyes, se trata de tener o no empatía. De querer, sentir, y poner los intrumentos necesarios para poder.

B S

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