Verdades sobre la independencia
Verdades
sobre la independencia
Imaginaros que en las próximas elecciones el Partido Popular, Ciudadanos y Vox van en bloque y consiguen el 49% de los votos. Gracias a la ley D’Hondt, consiguen la mayoría absoluta en el parlamento. Esto ha pasado en muchas ocasiones, así que hasta aquí, todo normal. Los centralistas forman el nuevo gobierno.
Un buen día promueven la eliminación de las autonomías y la salida de España de la Unión Europea, porque consideran que tienen el apoyo de su pueblo. Explican que al estado español le conviene el centralismo político, porque España se rompe y Europa no sirve para nada, y hay que actuar de una vez por todas. Para cambiarlo, para eliminar las autonomías y centralizar el estado y abandonar la UE, necesitan que las dos terceras partes del parlamento les apoyen. No lo consiguen, pero siguen considerando que tienen legitimidad porque tienen mayoría parlamentaria (más del 50% de los diputados). Consideran que la voluntad del pueblo está por delante de las leyes y de la constitución, que vivimos en el siglo XXI. No consiguen por tanto, el apoyo de las dos terceras partes (66% de los diputados), que es lo que necesitan para cambiar la constitución, para cambiar el sistema de autonomías, para realizar un referéndum. Se olvidan por tanto del 51% de los votantes (que es la oposición en minoría en el parlamento, aunque resulte contradictorio).
Ante dicha situación, empiezan a hablar de choque de trenes. Los centralistas acusan a la oposición de vivir en una dictadura marxista que no quiere a su patria, que no se atreve a besar a su bandera y que Europa es un fracaso porque está más pendiente de las pateras que de los españoles.
Como son los que gobiernan, han colocado en los puestos claves de los medios de comunicación a hombres claves del tripartito, partidarios acérrimos del centralismo político. Cada día, en las radios y en las televisiones, desmenuzan su ideario, hablan y comentan lo perfecto que sería el estado si estuviera centralizado, si estuviera fuera de la EU. La oposición es ninguneada constantemente y apenas interviene. Hay una manipulación evidente con los datos y con los sentimientos.
Los centralistas deciden entonces promover y realizar un referéndum, al margen del estado, al margen de la ley, sabiendo que atropellan la legalidad establecida. “La democracia está por encima de las leyes”, sostienen. Deciden realizar el referéndum, por las bravas. Ponen urnas en las que solo votan sus allegados, sus afines, movilizando todos los recursos económicos que sean necesarios para realizar la votación. La plataforma Libertad Española hace todo lo posible para que se realice el referéndum. El gobierno y la oposición se tiran los trastos a la cabeza, se insultan, se dicen barbaridades. Como el referéndum es ilegal, se ha movilizado a la policía y a la guardia civil para que la gente no vote. El día del referéndum se forman tumultos y peleas, vemos los altercados en directo y en diferido, heridos y quizás muertos. En los medios los centralistas alentan a sus seguidores para que vayan a votar, que hay que luchar por el país. No hay ningún tipo de filtro en la votación, algunos votan cinco veces, e incluso Supermán, ha votado tres veces. Ningún político centralista, por cierto, ha ido a votar. A pesar de todo, el referéndum se ha hecho y los centralistas lo han ganado; el 90% de los votantes están a favor del centralismo y de la salida de la UE.
Al día siguiente, uno de los líderes del tripartito nacional sale ante los medios y proclama el centralismo político. Se quitan las autonomías, España sale de la Unión Europea. Los centralistas siguen tachando a la oposición de “terroristas marxistas”. Después, en el parlamento, firman unos papeles, ante miles de cámaras de todo el mundo para que los cambios tengan efecto. Desde ese momento, comienzan a gobernar libremente, sin que se tenga en cuenta a la oposición, a las leyes, a la constitución. Luego, asisten a la Plaza de España, para darse un baño con las masas, donde han convocan a sus seguidores, para manifestarse a favor de España, del centralismo, por la salida de la UE. Los tres líderes del bloque centralista salen a asomarse, como héroes, desde un balcón. Una foto para la historia, publican los medios. Hay banderas, lágrimas y gritos de apoyo para los centralistas. “El pueblo ha hablado y nosotros somos pueblo”, dice otro de los líderes, emocionado. La oposición es ridiculizada y empieza a ser perseguida. Nadie sabe qué va a pasar con ellos.
Ante este supuesto, los diputados del PP, Ciudadanos y Vox:
¿deberían ir a la cárcel por su irresponsabilidad, por saltarse las leyes del estado, por malversar los fondos públicos en pos de sus intereses exclusivos, etc., etc.?
En caso de que fueran a la cárcel ¿han sido encarcelados por su ideología política?
Y si no van a la cárcel ¿habrían hecho un golpe de estado?
B S
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