El Retrovisor (VII)
El Retrovisor (VII)
El Atlético pisa fuerte en Europa
La
Champions dejó claro que el Atlético, este año, va a pisar fuerte. Si juega
como jugó anoche es candidato a todo. Aplastó a la Juventus de Turín, a la
subcampeona de la Champions de la temporada pasada, a un equipo que en los
últimos años ha sido, por méritos propios, uno de los cocos de Europa. Este año el equipo italiano apuntaba maneras, y
más, después del fichaje galáctico de cien millones, de pujar por el ególatra y
narcisista CR7, marca registrada, para ver si así, se alineaban los astros y la Champions caía de
su lado. Pero va a ser que no. La Juve perdió la batalla de la ida, la primera batalla, y seguramente la guerra, la eliminatoria. Cristiano apenas tuvo incidencia en el partido y
solo ha marcado un gol en esta Champions.
La
Juve fue un juguete roto en las manos de los colchoneros. El Metropolitano ya
sí sabe lo que es ver al Atlético haciéndose grande en Europa, sí puede creer
en sus guerreros rojiblancos. Griezzman repartió juego, clase, en su mejor papel de diez, en los
últimos tres cuartos de cancha. El juego llegaba al área con continuidad, con
asiduidad. La pelota le llegaba a Costa con posibilidades. Tuvo el 1-0 en sus
botas, en la segunda parte, tras un pase genial de Griezzman, al primer toque, pero al disparo del hispano-brasileño le
faltó tacto, afinación. No inquietó al portero juventino, al polaco Szczesny. Después, para
revitalizar el ataque, el Cholo metió a Morata, para darle refresco al equipo, que volvió a enchufarla, aunque su archienemigo, el VAR, one more
time, volvió a dejarle con la cara de otro, sin el gol. El gol de Morata fue un
gol de escándalo. El empujón que supuestamente le da Morata a Chiellini, antes
de rematar de cabeza, que exagera la caída una barbaridad, no llega a ser
falta. Que haya contacto no quiere decir que sea falta.
El
Atleti tenía más empuje y más ganas y más pólvora y no decaía en la búsqueda desesperada del gol.
La segunda parte, sobre todo la última media hora, fue un auténtico baño
atlético. Salvo dos tiros escamoteados de la Juve, lejanos, que encontraron a Oblak, que aseguraba con intimidante naturalidad, los de Turín no tuvieron nada que decir
en el partido. Dybala estuvo desconectado; Mandzukic estuvo anclado como una
isla, un nueve perdido, sin apoyos y siempre bajo la superioridad defensiva del
atlético; el centro del campo juventino quedó destartalado por los méritos defensivos y por la presión del Atlético.
Se
hizo justicia; primero Giménez y después Godín, dos tantos de dos uruguayos,
de dos defensas, pusieron el partido en su lugar, donde debía estar. El Cholo volvió a darle el carácter que el
partido exigía, y, al mismo tiempo, volvimos a ver al argentino al borde de un
ataque de nervios, al personaje al que para bien y para mal, se le va la pinza con
facilidad. Perdió las manos con el 1-0.
Muy
mal tienen que darse las cosas para que los rojiblancos no pasen a cuartos de
final. El 2-0, que pudo haber sido un resultado mayor, más abultado, le da
bastante margen de maniobra, porque además, es un equipo que tiene una solidez
defensiva enorme. La Juventus tiene una última bala, un último asalto, en su
feudo, con su gente, y un 2-0 no es un resultado meteórico, imposible.
El
Barcelona no pasó del 0-0 en Lyon. Mereció más, aunque deberá atender a esas desconexiones
de juego que le vemos en los últimos partidos, y que sobre todo, en los últimos
años en la Champions, le han dejado sin pases para asistir a la película final,
para conquistar la orejona. El martes, los de Messi fueron más incisivo,
chutaron más a puerta, pero se quedaron sin gol. El Barça sigue con la
constante de los últimos partidos, la sensación de que se dosifica, que templa en exceso los esfuerzos. Necesita un revulsivo, cambiar el chip,
subir las revoluciones, si quiere golpear en Europa. Suárez lleva sin marcar un gol lejos del Camp Nou lo
que no está escrito. Pese a todo, están con pie y medio para el bombo de los
ochos mejores. Al Lyon le esperaba un escollo inabarcable, un trago que va a
ser duro, traumático. En el Camp Nou 90 minutos pueden ser muy largos y amargos. Aunque el club francés cuenta con una baza que nadie debe olvidar, con un gol del Lyon, con un empate
a goles, la eliminatoria es suya.
El
Madrid, que salvó los mueble contra el Ajax, en Holanda, con un 1-2, también
deja un futuro meridianamente claro para pisar los cuartos de final, aunque
dado el último batacazo contra el Girona, confiarse sería un error impagable, y que el Ajax le dé la vuelta, en el Benabéu, a la elimitario, provocaría un cataclismo sin precedentes.
La parte por el todo
La
Copa del rey de baloncesto posee un encanto especial. La final a ocho le da
magia. Cualquier cosa pueda pasar a partido único. Y este año, de nuevo, han
pasado cosas, muchas cosas, como hemos visto. Demasiado lío, demasiada bronca. Este año los máximos protagonistas han sido los
árbitros.
Lo que ha pasado en la final entre los dos gigantes del baloncesto español, entre el Real Madrid y el FC Barcelona, en las últimas dos jugadas, da para un sinfín de tabarra. Todos los madridistas se han quedado con el tapón final de Ayón a Tomic que fue rebote y que propició que fuera la canasta ganadora tras la revisión por parte de los árbitros. Como el balón tocó el aro, era un rebote, no un tapón ilegal. Los árbitros, por lo que fuera, se equivocaron, o se quisieron equivocar.
Lo que ha pasado en la final entre los dos gigantes del baloncesto español, entre el Real Madrid y el FC Barcelona, en las últimas dos jugadas, da para un sinfín de tabarra. Todos los madridistas se han quedado con el tapón final de Ayón a Tomic que fue rebote y que propició que fuera la canasta ganadora tras la revisión por parte de los árbitros. Como el balón tocó el aro, era un rebote, no un tapón ilegal. Los árbitros, por lo que fuera, se equivocaron, o se quisieron equivocar.
La
final se la llevaron los culés. Ya no hay vuelta atrás. El revuelo no ha dejado
indiferente a la cúpula blanca. Todo este jaleo de robos y esposas ha provocado
que Florentino y compañía hayan barajado
la posibilidad de abandonar la ACB. La Florentineza se ha pronunciado en las redes
y en la web oficial del club para señalar a los árbitros, a los que acusan de robo, de
robo a mano armada, y de apostilla, de paso, que el Madrid sale frecuentemente perjudicado con los
arbitrajes. Les faltó soltar que por ellos, se han quedado sin la Copa y sin la presidencia de
la ACB y del Gobierno.
Sin
embargo, la historia no ha sido desmenuzada. Ha habido una manipulación mediática que enajena. La historia que cuentan los blancos es totalmente imparcial. Da
vergüenza ajena ver la procesión de periodistas madridistas, que también hablan
de robo, con un rencor y una rabia inaudita. Es lamentable.
Vayamos por partes. Antes del tapón que ha copado mil y una portadas, hubo una jugada olvidada; el mamporro anterior de Randolph en la cabeza del jugador barcelonés Singleton. Una falta técnica clarísima, que habría dado lugar a dos tiros libres y posesión para los culés. Y ahí se habría acabado el partido para el Real. El mandoble que se lleva Singleton es de una brutalidad espantosa y no fue ni falta. Pudo acabar en el hospital, no es ninguna broma. Recordemos que a esas alturas de partido el Barça ganaba por dos puntos el partido y quedaban cinco o seis segundos para que acabara el encuentro. Con los dos tiros libres y la posesión, el partido era culé. Y es increíble, que tras una falta técnica como un castillo, ningún bufandero madridista, ningún periodista bufandero, por lo visto, valga la redundancia, caiga o recaiga en ello.
Vayamos por partes. Antes del tapón que ha copado mil y una portadas, hubo una jugada olvidada; el mamporro anterior de Randolph en la cabeza del jugador barcelonés Singleton. Una falta técnica clarísima, que habría dado lugar a dos tiros libres y posesión para los culés. Y ahí se habría acabado el partido para el Real. El mandoble que se lleva Singleton es de una brutalidad espantosa y no fue ni falta. Pudo acabar en el hospital, no es ninguna broma. Recordemos que a esas alturas de partido el Barça ganaba por dos puntos el partido y quedaban cinco o seis segundos para que acabara el encuentro. Con los dos tiros libres y la posesión, el partido era culé. Y es increíble, que tras una falta técnica como un castillo, ningún bufandero madridista, ningún periodista bufandero, por lo visto, valga la redundancia, caiga o recaiga en ello.
La
Copa del rey se la mereció el Barcelona. Todo lo demás es literatura blanca,
historia falseada, intentos zafios de manipulación. Lo demás son pataletas de niños, aires de grandezas mal
llevados, no saber perder, no tener sentido del ridículo. Pero, quizás, lo que no tiene defensa, lo que más triteza y pavor provoca, tras todos los huracanes de sables y artículos, es que existan periodistas que pongan por encima del deporte, de la justicia deportiva, su bufanda, su odio, su ceguera y su subjetividad.
El anillo se queda en La Bahía
La
NBA se acerca a su recta final y los puestos de playoffs están casi al noventa por ciento sentenciados y asignados. Los Golden State
Warriors ganarán de calle un nuevo anillo. Su quinteto está formado por
All-Stars, hay una inmensidad entre los GSW y cualquier otro equipo de la NBA
por lo que el anillo se va a quedar, otro año más, en el equipo de La Bahía, en
un equipo que ya ha pasado a ser uno de los mejores equipos de la historia.
Los
fichajes de enero en las franquicias han dejado, además, varios mensajes
importantes. El primero es que Toronto se ha reforzado mucho y bien, con
nombres destacados como Marc Gasol, que tiene hambre de anillo, y del base Lin,
de los Nets. Ambos pueden hacerle sumar un plus para poner a Toronto en la
cumbre. Actualmente son el segundo mejor equipo de la Conferencia Este, que
además cuanta con un Kawhi Leonard renacido, con Ibaka y Lowry.
La
sorpresa del año es sin duda Denver, un equipo que juega en equipo y con el que
nadie contaba. Pinta a que puede ser un subcampeón de conferencia,
perfectamente. Es un caso muy curioso, por la evolución con respecto al año
pasado, y porque no tiene ninguna estrella estratosférica. Todo lo que ganan lo
ganan por juego, por equipo, algo muy meritorio, aunque pase desapercibido en
los medios.
Otro
tanto a favor le podemos ofrecer a los Bucks, del griego Antetokounmpo, de el animal. Un equipo que ha crecido
sobremanera. Está liderando la NBA. Pero este equipo tiene una desventaja;
depende casi excesivamente de su estrella, del griego, que necesita vivir del juego
interior como del aire. Anteto no sabe tirar desde tres o más metros, lo que
hace el juego del griego sea predecible, automático, y que, por tanto, los Bucks, sea
predecible también. Anteto es un machaca aros, pero los Bucks, si quieren competir de tú a tú con los Warriors, necesitarán guardar un truco bajo la manga. Tener al griego hace que sea una bendición para el equipo, y a la
vez, un telón de Aquiles, una hipoteca.
Y
tras hablar de los candidatos más fiables, nos quedan retales. Los Oklahoma
Thunder de Westbrook, que está jugando con, para y por el equipo, con una generosidad
nunca antes vista en él, y que ha provocado que el equipo sea un equipo candidato escondido para conseguir el anillo. Además, con George, que este año ha dado un paso adelante, y ha
vuelto a tener la facilidad anotadora brutal de otras temporadas, se le caen los puntos, y los más importante, se está
acompasando a Westbrook de maravilla. OCT es un equipo que da muy buenas
vibraciones.
Los Houston de Harden, La Barba, que tiene unos números anotadores tremendos, y que si nada cambia, será de nuevo el MVP, portan, sin embargo, pocas posibilidades de hacer este año algo grande en la NBA. Los Rokects dieron mucha guerra la temporada pasada, le pelearon la final de conferencia a GSW hasta el último segundo. Pero este año están un escalón por debajo. Los Rokects ganan un día y pierden el siguiente, están en un balance de victorias que supera por poco el balance del 50%. En términos generales, valorando al equipo, no ofrece consistencia, seguridad. Serán un caramelito, por ejemplo, para Curry y compañía, en las semifinales de conferencia, si es que llegan.
El equipo de Magic tiene pinta de que va a darse un nuevo batacazo. Es un equipo desarbolado, sin fe ni garra. Además, es un equipo que salvo LeBron, no va sobrado de talento, de magia. Ball no está sorprendiendo en su segundo año, y Kuzma, Rondon y compañía, no están capacitados para llevar al equipo al top ten de la NBA. Los movimientos desesperados de Johnson por hacerse con Anthony Davis hace unas semanas, y de dejar, para obtener tal fin, en la bandeja de salida a medio equipo, a toda la cantera, a todos los jóvenes, a las futuras apuestas. No deja de ser una jugada sucia, se mire por donde se mire. Los Lakers, con estos procederes están condenados definitivamente. El futuro pinta negro por Los Ángeles. Esa va a ser una herida que tiene difícil solución, difícil cura, por Mucho que Magic trate de arreglarlo y de comentar que así son los negocios. Los Lakers, tienen la octava posición a mano. No pueden perder el tiempo, no pueden bajar los brazos, aunque no tienen ninguna posibilidad de pasar la primera ronda de las elimitorias. Aunque el equipo se equilibre y se levante, no dan para más, no dan para soñar. LeBron, a pesar de que lleva el equipo a sus espaldas, tiene poco que hacer este año. Está en un equipo que, sin él, es un chiste, y que con él, pierden más que ganan. El año pasado, con un equipo justito, con unos Cleveland que ya estaban de vuelta, LeBron consiguió hacerse con el subcampeonato. Fue una heroicidad. Los Lakers tienen muchos asuntos que arreglar, y no solo estamos hablando de problemas con el juego. La directiva lleva varios años dando palos de ciego. Sinceramente, sería una sorpresa que llegaran a los playoffs, aunque una vez allí, las papeletas le darían a GSW o Denver, palabras mayores. La barrida de los argelinos es previsible. Todo apunta a que este año, Lakers, va a tener otro año en blanco, sin playoffs, porque ningún equipo, a estas alturas, le va a regalar nada.
Los Houston de Harden, La Barba, que tiene unos números anotadores tremendos, y que si nada cambia, será de nuevo el MVP, portan, sin embargo, pocas posibilidades de hacer este año algo grande en la NBA. Los Rokects dieron mucha guerra la temporada pasada, le pelearon la final de conferencia a GSW hasta el último segundo. Pero este año están un escalón por debajo. Los Rokects ganan un día y pierden el siguiente, están en un balance de victorias que supera por poco el balance del 50%. En términos generales, valorando al equipo, no ofrece consistencia, seguridad. Serán un caramelito, por ejemplo, para Curry y compañía, en las semifinales de conferencia, si es que llegan.
El equipo de Magic tiene pinta de que va a darse un nuevo batacazo. Es un equipo desarbolado, sin fe ni garra. Además, es un equipo que salvo LeBron, no va sobrado de talento, de magia. Ball no está sorprendiendo en su segundo año, y Kuzma, Rondon y compañía, no están capacitados para llevar al equipo al top ten de la NBA. Los movimientos desesperados de Johnson por hacerse con Anthony Davis hace unas semanas, y de dejar, para obtener tal fin, en la bandeja de salida a medio equipo, a toda la cantera, a todos los jóvenes, a las futuras apuestas. No deja de ser una jugada sucia, se mire por donde se mire. Los Lakers, con estos procederes están condenados definitivamente. El futuro pinta negro por Los Ángeles. Esa va a ser una herida que tiene difícil solución, difícil cura, por Mucho que Magic trate de arreglarlo y de comentar que así son los negocios. Los Lakers, tienen la octava posición a mano. No pueden perder el tiempo, no pueden bajar los brazos, aunque no tienen ninguna posibilidad de pasar la primera ronda de las elimitorias. Aunque el equipo se equilibre y se levante, no dan para más, no dan para soñar. LeBron, a pesar de que lleva el equipo a sus espaldas, tiene poco que hacer este año. Está en un equipo que, sin él, es un chiste, y que con él, pierden más que ganan. El año pasado, con un equipo justito, con unos Cleveland que ya estaban de vuelta, LeBron consiguió hacerse con el subcampeonato. Fue una heroicidad. Los Lakers tienen muchos asuntos que arreglar, y no solo estamos hablando de problemas con el juego. La directiva lleva varios años dando palos de ciego. Sinceramente, sería una sorpresa que llegaran a los playoffs, aunque una vez allí, las papeletas le darían a GSW o Denver, palabras mayores. La barrida de los argelinos es previsible. Todo apunta a que este año, Lakers, va a tener otro año en blanco, sin playoffs, porque ningún equipo, a estas alturas, le va a regalar nada.
B S
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