Váyase usted a la mierda
El pasado domingo 'Salvados' emitió un debate entre Inés Arrimadas, de Ciudadanos, y Marta Rovira, de ERC.
Después del programa en las redes se acusó a Arrimadas de fascista y
otras lindeces. A Rovira se le puso también de vuelta y media por ser
independentista y por ser catalana. Esta canción ya sonó anteriormente,
cuando se acusó a Serrat y a Coixet de fascistas. Pero hay más. Se
denostó a Arrimadas por ser de Cádiz y por no tener sangre catalana al
100% (Arzalluz, del PNV, se empeñó en su día, en darle validez al "hecho
diferencial" del vasco con el famoso "cráneo vasco"). Hay un racismo y
una xenofobia que planea por este país, y que sobresale cada vez se
debate sobre polítca.
Sí, nada de lo que acontece es nuevo.
Internet no tiene filtro. Pero cuando se habla y se escribe sin
propiedad, cuando se usa la falacia continuamente, se llega a estos
esperpentos, se ponen parrafadas sin sentido y sin coherencia, se
deforman las palabras, se cataloga y se reduce a las personas con una
etiqueta, bien de fascista o de comunista..., se "apedrea"
gratuitamente, por diversión, por mala follá. Y en el imaginario del
personal se confunde la mentira con la verdad.
Hace unas semanas
Coixet escribió un artículo donde contaba como gente, que solo la
conoce por lo que se pone en las redes sociales, la insultaba por la
calle mientras tiraba la basura y sacaba a su perro. Coixet tiene
documentales sociales y políticos, además de las películas, en donde, precisamente, el fascismo, es el
último ideario que podría representarla.
Lo que se escribe y se
está escribiendo en internet influye en los "apaleamietos" de ciertos
personajes de la sociedad y está influyendo en sus vidas de manera
directa. Se está dando pie al linchamiento, a un linchamiento que es
ciego, bajo el anonimato, bajo la seguridad del grupo o la masa.
Me llama mucho la atención que los mensajes que destilan un odio
visceral, que apelan a un sentimentalismo barato, a la indentificación
con un grupo (y por tanto, irracional), son los que más likes tienen y
los que más apoyo reciben. Así, el odio, se retroalimenta, y la razón
desaparece, de una y otra parte. Un constante nosostros contra ellos. Al
final nadie dice nada sensato sobre política, ni sobre nada. Pero lo
peor no es que uno ponga la gilipollez tremenda y otro la aplauda; lo
peor es que el odio está siendo el verdadero motor de la política, la
que guía los pasos de los votantes, lo que realmente está moviendo y
dirigiendo a la mayoría de la gente.
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