Los puntos suspensivos de la desgracia
La crisis tiene a los responsables
atados en corto: todos. Unos han sido activos (esperan causa, si es que les llega en este siglo) y otros nos hemos asentado sin
quererlo en la sombra de la pasividad, nos hemos comido el marrón hasta hartarnos sin querer. Nos han cogido por los huevos, hablando en plata. El 1% frente al 99% restante. Ganan los
primeros. Incluso los sobradamente trincadores, que han desfalcado, con-sumo-gusto, del elíxir bursátil, de monumentales
especulaciones y de brutales maniobras financieras, comparten esa condición. "Que nos quiten lo bailao", se dicen entre ellos. La mayoría de los jodientes de turno se librará de poner las avariciosas manos en polvorosa, no pisarán la cárcel ni por asomo. Dale, Rato, más fuerte a la campana, padre.

(Debemos resaltar el matiz de las dos condiciones existentes
en el nosotros: los que han puesto sus zapatillas de marca en tierra
privilegiada (educación, bienes materiales y sanidad) y los que no.)
Van aparte los carroñeros, los devoradores, los hijos de
puta que echan tierra y por tierra los pequeños progresos que la sociedad
reclama por el bien común, que tiene que luchar a cuchillo entre los dientes con
aquellos, con las élites todoacaparadoras, seres que en multitud de ocasiones
no tienen ni puta idea de lo que están cociendo, que simplemente apuestan por su caballo ganador tras
trucar la carrera, que disfrutan como enanos de los resultados, de
los saldos positivos, sin pararse en los agravios, porque van a parar a nosotros, y calentando el respaldo y
repitiendo las mismas palabras (todos los políticos, el político) y desbordando
cuentas bancarias meteóricas a años luz del común de los vecino.
En la mayoría de los casos pasamos de gusano a capullo para
acabar en mariposa. Por alguna desvergüenza o manipulación/patadón mental dada,
algunos no llegan a mariposa, se quedan en capullo indefinidamente y firman y
soslayan como tales. Ya lo decía Sampedro: "otro mundo es seguro". No tengo muy
claro su condición, si ganarán las mariposas, si viraremos a mejores
proposiciones o seguirá siendo un mundo esquematizado por los capullos. Hay
pocos lúcidos y sobran amaños.
La desgracia sigue soltando puntos suspensivos aunque entre
todos nos podemos salvar. Una sociedad más culta, formada, nos llevará con empuje a destinos más encontrados, nos dará armas para abrir las ventanas a otro modelo, a otra propuesta, a ser menos invisible, a aprender a meter el dedo en la llaga, sal en la herida. Quizá no nos asegure la victoria siempre, pero sí nos aportará una nueva pregunta, nos desabrochará la mente, en par a par, nos ayudará a cavar para encontrar una posible respuesta. Mientras tanto, el aguante que nunca falte.
Bruno
Sánchez
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